Diamantes radiactivos, las baterías betavoltaicas

30/09/2020
Publicado por: Carlos Alemán

Hace dos años, un dron dejó caer una pequeña esfera, del tamaño de una pelota de baseball cerca del cráter de Stromboli. Este volcán frente a la costa de Sicilia se ha mantenido en actividad constante desde el siglo pasado. Como tal, Stromboli es estudiado minuciosamente por geólogos, una actividad muy peligrosa pues deben estar muy cerca del borde. La solución fue este pequeño robot vulcanólogo que podía registrar todos los datos del volcán de forma pasiva y permanente. Al menos fue una solución hasta que una erupción lo destruyó. Pero la innovación aquí, fue la forma en que el robot se mantenía en funcionamiento 24/7. Contenía en su interior unas pequeñas baterías betavoltaicas que emitían microdosis de energía. Las llamaron Huevos de dragón.

Los Huevos de dragón de Arkenlight

A partir de entonces Tom Scott, científico de materiales de Bristol y sus colaboradores han ido mejorando los Huevos de dragón. Buscan crear una batería nuclear que pueda durar miles de años brindando energía a dispositivos. La mayoría de las baterías que conocemos y usamos por ejemplo en nuestros smartphones, generan electricidad por reacciones químicas. Pero los Huevos de dragón son una cosa completamente diferente, captura partículas emitidas por diamantes radiactivos creados a partir de desechos nucleares. Además de duraderas, son recicladas, no podemos pedir más.

Scott y Neil Fox crearon la empresa Arkenlight para darle casa y punto de venta a su Huevo de dragón nuclear. Sin embargo, los Huevos de dragón aún están en pleno desarrollo y aunque ya le saca ventaja a las actuales baterías nucleares. De este modo, una vez que se tenga una versión final y comercializable, comenzará la producción en masa, algo que podríamos ver hasta el año 2024. Aunque debemos aclarar que no puedes esperar encontrar un Huevo de dragón en tu laptop.

Baterías Betavoltaicas
Fuente: Wired – Universidad deBristol

Los usos de las betavoltaicas

Hay que recordar cómo funcionan las actuales baterías comerciales. Nuestros teléfonos y laptops usan baterías que generan reacciones químicas, como las celdas de iones de litio o baterías simples de un control remoto. Baterías como estas consumen muy rápido la carga eléctrica, y mientras que una es desechada y reemplazada, la otra puede ser recargada aunque eventualmente perderá gran parte de su capacidad de almacenamiento. Sin embargo, las baterías nucleares, también llamadas células betavoltaicas, producen cantidades muy pequeñas de energía durante períodos de tiempo mucho más largos. Pero no te emociones, la energía liberada es demasiado pequeña para mantener en funcionamiento un aparato muy complejo, pero sí puede darle vida a dispositivos más pequeños.

“¿Podemos alimentar un vehículo eléctrico? La respuesta es no ”, dice Morgan Boardman, director ejecutivo de Arkenlight. Para alimentar algo que necesita energía significa que “la masa de la batería sería significativamente mayor que la masa del vehículo”. En cambio, piensan en situaciones en las que sea imposible o peligroso cambiar regularmente una batería, como sensores en ubicaciones remotas o peligrosas en depósitos de desechos nucleares o en satélites. También piensan en aplicaciones como marcapasos o dispositivos portátiles. Ven un futuro en el que las personas conserven sus baterías y cambien dispositivos, en lugar de al revés. “Reemplazará la alarma contra incendios mucho antes de reemplazar la batería”, dice Boardman.

Baterías Betavoltaicas
Fuente: Wired – Universidad deBristol

Baterías betavoltaicas podrían sufrir estigma radiactivo

Por desgracia, aún quedan algunos obstáculos que sortear, como por ejemplo la idea de la radiación tan cerca de nosotros. Por fortuna, el riesgo que ofrece una célula betavoltaica es mínimo. A diferencia de los rayos gamma por ejemplo, las partículas beta pueden detenerse y contenerse con unos milímetros de protección. “Por lo general, solo la pared de la batería es suficiente para detener las emisiones”, dice Lance Hubbard, científico de materiales del Laboratorio Nacional del Noroeste del Pacífico que no está afiliado a Arkenlight. “El interior apenas es radiactivo, y eso los hace muy seguros para las personas”. Y cuando la batería nuclear se queda sin energía, se descompone a un estado estable, lo que significa que no quedan residuos nucleares, aunque para esto, claro, deben pasar miles de años.

Sin duda a partir de este momento las células betavoltaicas se mantendrán en nuestro radar. Veremos cuánto tiempo pasa antes de verlas presentes en aparatos a nuestro alrededor, y quien sabe, tal vez en unos años podríamos ver los primeros prototipos de baterías similares a las betavoltaicas en nuestros celulares o nuestros vehículos.

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