Nueva Zelanda ha logrado aquello a lo que la mayoría de gobiernos aspiran, un racha de más de 100 días libres de covid-19. Gozaron del regreso a una vida cotidiana, como antes, el distanciamiento social ya no es obligatorio y tiene eventos deportivos y culturales con público numeroso. Pero la interrogante es ¿cómo lo han logrado? ¿qué han hecho diferente para mantener al “extraño enemigo” lejos de sus fronteras y de sus hogares?
La respuesta apunta a un trabajo de equipo entre gobierno y ciudadano, más que a un método mágico. A finales de marzo Nueva Zelanda inició un estricto confinamiento y dio resultado. La población regresaría a la normalidad el 9 de junio, después de tener indicios de que el virus ya no estaba presente entre su población.
PRIMERA MINISTRA: TODO UN PERSONAJE
Jacinda Ardern ha demostrado un claro liderazgo y una comunicación efectiva, incluso desde antes de que la crisis iniciara. Pues anticipadamente prepararon hospitales Covid para los pacientes que seguro llegarían.
El 26 de marzo se inició con un estricto bloqueo en todo el país y después de 5 semanas la curva de contagios cayó precipitadamente. 2 semanas después, a inicios de mayo, se detectó el último caso conocido, hasta entonces, de contagio comunitario. Una semana después, Nueva Zelanda dictaba fin al confinamiento y el regreso a la vida cotidiana y sin restricciones. Aclarando que una segunda ola de contagios era altamente probable, por lo que hizo una fuerte sugerencia de poseer kits de emergencia en casa, en caso de volver al confinamiento.
HAN TENIDO IMPREVISTOS Y DESCALABROS
Sin embargo, no todo en su plan contra el coronavirus ha sido perfección milimétrica. El propio ministro de salud, David Clark, se vio envuelto en un incidente al ser captado quebrantando la cuarentena un par de veces. Él mismo aceptó su culpa y responsabilidad presentando su renuncia, misma que fue rechazada por la primera ministra, Jacinda Ardern, alegando que dejar tal vacío en un momento de crisis como este representaría peores consecuencias para el país. En su lugar, Clark perdió su puesto como ministro asociado de Finanzas y se vio degradado al rango más bajo dentro del gabinete.
NUEVA ZELANDA Y LOS NUEVOS CONTAGIOS
Nueva Zelanda, con 4 millones 930 mil habitantes (2019), sumaba 1,569 casos confirmados y 22 fallecimientos por Covid-19 hasta el pasado martes 11 de agosto. Después de 102 días libres de nuevos contagios, el gobierno reveló un nuevo brote de 4 casos, de origen desconocido, en una misma familia, por lo que ordenaron un nuevo confinamiento en Auckland, la ciudad más grande del país con un millón 657 mil habitantes (2017).
La mortalidad asociada al SARS-CoV-2 en este país es de cuatro por cada millón de habitantes, la más baja entre los 37 países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
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