En el rincón más hedonista y narcisista de nuestra personalidad, se alimenta la fantasía de que en algún momento del día a día, encontremos un analgésico mental que, tras cumplir con nuestra rutina de obligaciones, roce un poco la felicidad, entendida a la manera de Aldous Huxley en su obra Un Mundo Feliz, como el placer.
¿UN COMPLETO CABALLERO?
Cuando el Daily Mail sacó las fotografías de Bill Clinton recibiendo un masaje por una señorita de 22 años que formaba parte del séquito sexual que Jeffrey Epstein tenía bajo su control como parte del entretenimiento y confort de su jet privado Lolita Express y su isla Little St. James, también conocida como la Isla Orgía, la Isla del Pecado o la Isla Pedófila, ubicada irónicamente en las islas Vírgenes del mar Caribe; muchos pensamos lo mismo: ¿Qué tiene de malo recibir un masaje en el cuello? Cualquiera pediría uno en este instante si estuviera dentro de nuestras posibilidades.
Chauntae Davies, la chica (ahora de 40 años) que vemos frotar con sus manos los hombros del expresidente estadounidense, dijo que estas fotos fueron tomadas en una parada que hizo el Lolita Express durante un viaje de ayuda humanitaria al continente africano en el 2003.
Sin embargo en la imagen todo luce normal, no es un masaje con “final feliz” como los relatados por varias mujeres en la serie documental Jeffrey Epstein: Asquerosamente Rico disponible en Netflix, plataforma que según el analista geopolítico Alfredo Jalife, le pertenece en gran parte a Barack Obama, otro expresidente del partido demócrata.
¿Entonces por qué el alboroto si incluso la misma Chuntae Davies declaró que Bill Clinton se comportó como “un completo caballero”?
Este masaje no es ni la décima parte de lo que se dice oficial y extraoficialmente sobre el caso de Jeffrey Epstein quien, por si no lo sabían, en Agosto de 2019 se suicidó en la cárcel mientras esperaba su juicio por el cargo de tráfico de menores, aunque hay personal forense que fundamenta que la verdadera causa de su muerte fue un homicidio, mientras que otros más aseguran que la persona fallecida era un doble de Epstein y no el “Jeffrey original”, cosa que Nadie Nunca comprobará de manera oficial y acabará como otro rumor más de internet.
A estas alturas no sorprende que Epstein se haya “suicidado”, después de todo, se codeaba con las esferas más altas de la política, la filantropía, la farándula e inclusive la corona británica –el príncipe Andrew, duque de York, era un visitante de la isla tan asiduo como Bill Clinton–; y a ninguna de estas personalidades públicas le hubiese gustado sentarse ante el tribunal a lado de este “depredador sexual” en el banquillo de los acusados.
Ghislaine Maxwell, exnovia de Epstein y mayor partícipe de este “anillo de tráfico sexual”, desde julio de este año se encuentra en la misma prisión en la que murió su expareja, acusada de persuadir a chicas menores a que participaran con Jeffrey y con ella misma. Sin embargo Maxwell, a pesar de las pruebas y testimonios de las víctimas, se declara inocente.
ASQUEROSAMENTE RICO
Para ahorrarles cuatro horas de su tiempo, les abrevio lo narrado reiterativamente por las mujeres entrevistadas durante los cuatro episodios de Jeffrey Epstein: Asquerosamente Rico, la serie documental de Netflix que salió este año.
Epstein tenía muchas propiedades, entre ellas, una lujosa residencia en Miami, por donde estaba ubicada una prepa. Epstein les hacía llegar a la escuela invitaciones a las chicas de 15 y 16 años para que fueran a su casa a darle un masaje a cambio de 200 dólares.
Las estudiantes que aceptaban ir a la mansión, llegaban inocentes como dice la letra de los Ángeles Azules y salían 200 dólares menos pobres.
Ayudado por Maxwell, Jeffrey armó una cadena multinivel de masajistas preparatorianas en la que si una chica llevaba a una de sus amigas a darle un masaje al pendejo ese, también ella recibía 200 dólares por el simple hecho de haberla llevado.
Es importante decir que ninguna de estas menores era en verdad masajista, así que luego de frotar con sus manos aceitadas el cuerpo de Epstein a como el diablo les daba a entender, terminaban en una sesión de sexo en las que también estaba incluida Ghislaine.
Las críticas al documental se centran en que a esta historia de abusos, le falta su parte más escabrosa, el abuso a niños más chicos.
POR TEORÍAS DE CONSIPIRACIÓN NO PARAMOS
En esta avalancha de la industria del porno, sexting y packs en la que somos arrastrados a borrar historiales de búsqueda y esconder nuestros chats privados y la galería de imágenes del celular, sumado a las referencias cinematográficas como las vistas en Saló o los 120 días de Sodoma de Pasolini o Eyes Wide Shut de Kubrick –en las que ambos directores murieron después de filmarlas–; somos capaces de imaginar la clase de perversiones que los asquerosamente ricos se inventan en sus horas de ocio, dentro del marco de impunidad que les permite comprar silencios con su billonario status financiero.
Debo admitir que me cuesta trabajo escribir sobre este tipo de temas porque dentro del mundo de la especulación no distingo límites ni imposibles. Toda información sobre ocultismo que encuentro en la red, la integro a mi sistema de verdades y termino por creer que la pederastia no es exclusiva del Vaticano sino que también es parte de Hollywood y la clase alta de la política norteamericana; ese es su Gran Secreto.
Pero esta no es una pederastia “normal” (ya me fui al carajo), sino una vampírica, sistemática y ritualista que involucra también la tortura y el asesinato de niños al más viejo estilo del conde Drácula o los cultos babilónicos, en la que los implicados se beben la sangre de los infantes. No obstante, en mi opinión, solo serían transfusiones de sangre como cuando –en los Simpsons– Mr. Burns estaba enfermo y Bart, obligado por Homero, le donó sangre y lo sacó del hospital no solo recuperado sino actuando como un jovenzuelo.
Según los teóricos de la conspiración y los niños rata de internet, cuando una persona es sometida a una situación de terror como en la tortura y la violación, segrega en su sangre una sustancia llamada ADENOCROMO, un derivado de la oxidación de la adrenalina, compuesto que (dicen) puede ser aislado para su toma y que produce efectos similares a la mescalina, además de “proveerlos de juventud”.
En en una de las escenas de la película Miedo y asco en Las Vegas de Terry Gilliam, el personaje de Hunter S. Thompson, interpretado por Johnny Depp, en su viaje de drogas muestra a la cámara un frasco de vidrio que contiene Adenocromo, agregándole sabor al mito.
DETRÁS DEL TELÓN
Desde que Wikileaks hackeó la cuenta de correo electrónico de John Podesta, jefe de campaña de Hillary Clinton en la contienda presidencial 2016, y pudimos leer los mails relacionados con pizzas, pasta, pañuelos, salchichas, pollos sacrificados, entre otros términos que no tenían mucho sentido; muchos nos preguntamos: ¿Por qué un político habla tanto de comida de una manera tan rara?
Entonces en foros como los de Reddit y 4Chan, los cibernautas revelaron que las palabras de Podesta eran códigos usados dentro de organizaciones pedófilas, siendo la palabra Pizza el término empleado para referirse a niñas menores de edad.
A este escándalo se le conoció como PIZZAGATE, en alusión al caso Watergate que en el 72 hizo a Richard Nixon retirarse de la contienda por la presidencia de su país.
De hecho, en una elección tan cerrada como la de 2016, en gran medida, el caso PIZZAGATE terminó por inclinar a favor de Donald Trump las votaciones. Fueran Fake News o no, a los estadounidenses, más que a nosotros, les maman las teorías de conspiración. No los culpo. Todos queremos saber lo qué se esconde detrás del telón. Sin embargo, la labor del investigador es extraer la verdad entre tanta mentira subida a la red.
Muy chingona nota