“Que suerte que justo los dos creamos en el rock n roll, sin siquiera saber de qué se trata” –canta Babasónicos en el tema Teóricos de su álbum Discutible–. Durante la cuarentena caí en la pesadilla de ser un crítico de rock e hice esta lista de los 25 mejores discos del rock en español.
Claro que simplifiqué mi criterio y no entré en tecnicismos bajo la premisa de que es complicado definir al rock como un género musical encerrado en sí mismo.
El rock está más cercano a una actitud, una emoción, casi una resistencia ideológica que dicta de forma individual: Esto es buen rock y esto, por el contrario, quiere serlo pero se desvanece en la copia o simplemente se muere entre los oídos y el alma de quien lo escucha y, lamento decirlo, pero no todos tenemos un alma libre. La libertad no es algo con lo que se nace; es una virtud que se construye con los años.
Aunque a los eugenistas les hierva la sangre y golpeen sus pechos, todas las razas del mundo son obra del mestizaje. En la mixtura de culturas se encuentra la verdadera “ciencia del buen nacer”. Así el rock en español –sobre todo el hecho en América Latina– es una mezcla de ritmos y hasta de idiomas y, en esta variedad lírica y musical, es donde encuentra su atributo mayor.
Ahora que están de moda los retos, el de esta publicación es que descubras –o redescubras– estos álbumes en su integridad, como los artistas los concibieron, del primer al último track, pues con las plataformas de hoy ordenamos los temas a nuestra merced y tomamos de aquí y de allá para armar playlists propios, sin embargo, ese el reto: Viajar con el disco entero de principio a fin.
Con la ilusión –quizá falsa– de que esta lista genere una discusión que nos lleve más a la unión que a la división (tan común en este mundo algorítmico de Internet), les comparto Los 25 Mejores Discos del Rock en Tu Idioma.
25. El Circo, La Maldita Vecindad (1991)
Las calles de México no tienen telón y están mojadas de arte, antagonismos sociales, sangre, misticismo, romances nocturnos, humor, alcohol, resacas y un saxofón que le da carne al esqueleto. Al circo de La Maldita Vecindad no lo entiende el sol; solo La Noche.
24. Divididos por la Felicidad, Sumo (1985)
Tan real como imperfecto, este reggae punk post algo ska se abre paso en esta lista por sí mismo por su sonido salvaje y su ironía que va al choque. Aunque la mitad de los temas están cantados en inglés, la esencia latina de Sumo es innegable.
23. Moctezuma, Porter (2014)
Con la religiosidad azteca que ilumina este álbum, Porter se hace respetar como un tlatoani trip hop rock que vuela sobre la conquista del México Antiguo. El universo musical de este disco nos lleva a una espiritualidad que nace de la tierra y desemboca en las estrellas.
22. Fome, Los Tres (1997)
Es un bálsamo rockero que, en vez de correr, camina con rimas pequeñas. Los Tres entrelazan sus tres instrumentos de forma tal que la lírica cobra más fuerza. Es una artesanía musical.
21. Malas Compañías, Joaquín Sabina (1980)
Cuando ya no queda nada más que pedir un trago de alcohol, es necesaria la nostalgia de este disco de Joaquín Sabina que tiene calle y número y que, al entrar en su poesía, nos obliga a quitarnos las gafas oscuras y pasarlo bien.
20. Río, Aterciopelados (2008)
Es la purificación mental a través de una lluvia de ritmos y letras que dulcemente rezan el cambio que necesitamos hacer para conectar mejor con la Madre Tierra. Este disco de Aterciopelados es un vientre fértil donde se gesta una conciencia que nos lleva a una apreciación mayor de la Vida.
19. Apocalypshit, Molotov (1999)
La potencia de este álbum es inalcanzable para la mayoría de las bandas del mundo. Es una madriza llena de los albures idiosincráticos de México, una sátira al supuesto satanismo (o por lo menos mal entendido) que muchos dicen que posee el rock y una crítica social plagada del humor que caracteriza la carrera de Molotov.
18. Descanso Dominical, Mecano (1988)
Con este álbum angelicalmente profano, viajamos con las líricas aladas del electro rock pop para encender y apagar las luces del alma una y otra vez. Y con las piedras arrojadas de quien considera a esta banda un gusto culposo, Mecano construye una pared y arma una fiesta daliniana de año nuevo con un corazón que acaba por enamorar.
17. Gratitud, Los Espíritus (2015)
Un contra-western auditivo que galopa con un blues psicodélico que hace que saquemos nuestros pasos de baile más místicos. Cuando el tren sonoro de Los Espíritus cruza por los oídos, los pies se mueven por sí solos y es imposible no tomarlos en serio.
16. Casa Babylon, Mano Negra (1994)
El collage musical que consigue este álbum pasa del escándalo a la maestría. Con letras tanto lúdicas como de protesta y samples de discursos políticos donde el pegamento son unas percusiones tremendas, Mano Negra nos entrega originalidad hecha disco.
15. Memo Rex Commander y el Corazón Atómico de la Vía Láctea, Zoé (2006)
Disparado con rayos cegadores y de seducción, este disco nos enreda con sus tentáculos cósmicos y nos transporta a un sueño ácido del que no despertamos hasta el final. Digan lo que digan, Zoé sabe lo que hace y en esta obra se nota que con su lenguaje illuminati y sus alas de cartón pueden llegar al Sol hasta encontrar la paz aunque suene muy ingenuo.
14. BACH, Bandalos Chinos (2018)
Es un espiral de sonidos finos que no se encuentra en cualquier lado y que roba corazones con su pócima bailable. Todas las canciones son hits poderosos y frágiles que se quedan en la cabeza hasta que se vuelven a escuchar otra vez. Bandalos Chinos es agua en el desierto musical de hoy.
13. Aquamosh, Plastilina Mosh (1998)
Es una bomba a los sentidos de casi cincuenta minutos. Con este disco Plastilina Mosh demuestra que se puede ser divertido y serio a la vez. Con pasajes que vienen y van de lo rudo a lo tranquilo, el álbum nos sumerge en una música que no se puede catalogar en un solo género y, por ese mismo eclecticismo, nos prende desde adentro.
12. Hasta La Raíz, Natalia Lafourcade (2015)
Es un kit de supervivencia musical para el viajero romántico que decide ir lejos, aunque herido por el amor, dispuesto a los nuevos horizontes que está por vivir. Natalia Lafourcade es una genia y en este álbum lo vuelve a probar. Es increíble que parezca sencillo toda la complejidad que rodea la honestidad de su obra.
11. Deseo Carnal, Alaska y Dinarama (1984)
Todo el poder satánico del pop barroco baña este álbum que oscurece más la noche mientras los cuernos crecen canción tras canción. Alaska y Dinarama hace lo que quiere y ni tú, ni yo, ni nadie puede cambiar el hecho de que este álbum merece estar aquí. El deseo carnal no se termina hasta que el gallo cante.
10. Fabulosos Calavera, Los Fabulosos Cadillacs (1997)
Este álbum armoniosamente pesado es un tributo festivo a la muerte –parte de la vida– en el que Los Fabulosos Cadillacs se atreven a más y nos llevan a surfear por su calavera funk ska salsa tango metal. El virtuosismo musical de esta producción es impresionante, toma por los pelos hasta al más rockero, lo sacude, lo calma con una melodía de piano y lo vuelve a mover brutalmente en un ataúd rodante marca Cadillac.
9. Clandestino, Manu Chao (1998)
Como un niño en el buen sentido de la palabra, Manu Chao juega con sus ritmos-juguetes y nos invita a sonreír mientras sufrimos la miseria cultural del tercer mundo que nos espera siempre que queramos abrir los ojos. Sin pausas entre los temas, este disco es tan circular como el objeto mismo.
8. Oktubre, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota (1986)
Una exquisita distopía musical que eriza la piel; una revolución intelectual que toca las fibras del ser y nos lleva a preguntarnos si acaso estamos en una dictadura que secuestra nuestros estados de ánimo. Los Redondos montan este álbum como si fueran directores de cine y, entre los sonidos, los oyentes alcanzamos a distinguir imágenes frías. Sin duda es un viaje artístico que merece ser emprendido.
7. Sueño Stereo, Soda Stereo (1995)
Este disco contiene la fuerza entera del rock en nuestro idioma. Es eterno. Un sueño de sonidos nítidos que llenan cualquier habitación. Con esta obra maestra que nos lleva a una dimensión donde la mente y el alma se desnudan, Soda Stereo, como banda en el estudio, cerró su carrera musical a lo Grande.
6. Locura, Virus (1985)
Podría decirse que es una canción de 33 minutos, el disco corre entre los temas como si fueran uno solo que hasta se siente irreal. Es idóneo para bailar –solo o acompañado– al ritmo del bajo y los sintetizadores; cantar por el simple placer de cantar. Además la banda lleva por nombre este 2020: Virus.
5. Artaud, Pescado Rabioso (1973)
Publicado junto con un manifiesto en contra del nihilismo del rock, es un álbum que da esperanza en los momentos más complicados de una depresión. Aunque se le atribuye a la banda Pescado Rabioso, esta obra le pertenece a Luis Alberto Spinneta. Es un disco muy íntimo que, escuchándolo todo a profundidad y sin distracciones, marca un antes y un después y abre un tiempo para saber si los sueños concluyen en algo. Antonin Artaud solo puede inspirar más genio.
4. Re, Café Tacvba (1994)
Es perfecto desde la idea misma de abarcar a su antojo tantos géneros. Son veinte canciones tan distintas entre sí que irónicamente conforman quizá el disco más sólido del rock en español que, aunque queramos deformarlo, siempre vuelve a su forma circular. Esta obra de Café Tacvba florece con tal naturalidad que cualquier banda legendaria de cualquier parte del planeta quisiera lograr o haber logrado durante su vida artística. Si la autenticidad eligiera un disco sería el Re.
3. Jessico, Babasónicos (2001)
Es un álbum caliente plagado de cinismo, provocaciones sexuales, arrebatos contra la sociedad y una poesía franca que podría competir (si ya se lo dieron a Bob Dylan) por un premio Nobel de Literatura. En este álbum Babasónicos le apostó a su mismo sonido de producciones anteriores pero sin los experimentales pasadizos psicodélicos del pasado. Es una obra tan única que cada vez que se escucha es como si fuera la primera vez.
2. El Silencio, Caifanes (1992)
Nos vamos juntos en el mar de este álbum de Caifanes y hacemos un silencio para escucharlo, sin embargo, pasan solo minutos para que ya lo gritemos incendiados por su magia. Es un desgarre de sentimientos que aunque se escondan todo el día, renacen de entre las cenizas para conducirnos a donde los temores se evaporan y la metamorfosis interna es posible.
1. Bocanada, Gustavo Cerati (1999)
Son las alas del art rock en español. Con sus bajorrelieves emocionales y electrónicos, este disco gira en una noche espléndidamente instrumental que nos regala oxígeno cuando pensamos que ya no hay más por escuchar. Concebido por Gustavo Cerati como una sola pieza, esta obra producida por él mismo es la cúspide de la música en nuestro idioma. La voz de Cerati nos relaja y se vuelve una balsa segura en un océano lleno de proyectos artísticos que solo ambicionan lo comercial. Sencillamente es hermoso.
…y Gracias por venir. Te puede interesar también: El Mejor Álbum de Rock de los Noventas: ÆNIMA de TOOL.
Una lista que te llena las venas de puro rock!
Gran lista, con una inclinación musical más sofisticada, gran selección para rockear toda la semana
Me llevo tarea para los prox. Días… Buenísima la lista…